Los departamentos de Recursos Humanos de las grandes empresas recurren a técnicas psicológicas para bucear más allá del currículum: una de ellas consiste en llegar al fondo de cualquier cuestión.
No es ningún secreto que las grandes compañías utilizan técnicas psicológicas para desconcertar a los candidatos a un empleo y bucear entre sus defectos más allá del currículum: desde triquiñuelas que supuestamente ponen a prueba el comportamiento en el ámbito laboral hasta preguntas rebuscadas con las que demostrar ingenio y capacidad a la hora de resolver problemas. Sin embargo, hay otro tipo de empleadores que aboga por cuestiones más mundanas.
Es el caso de Juan Ryan, presidente del Centro para el Liderazgo Creativo, que prefiere hacer preguntas simples, tan simples "que cualquier persona pueda buscar las respuestas en Google". Por ejemplo, suele plantear a sus interlocutores qué están leyendo, cuáles son sus pasatiempos preferidos o qué les gusta hacer en su tiempo libre. Pero, ojo, dar con la contestación correcta es más difícil de lo que parece a simple vista.
“Por lo general, exijo tres porqués después de cualquier pregunta que haga”, explica Ryan, que no se conforma con palabras escuetas como 'Luces de Bohemia', 'jugar a fútbol' o 'salir con mis amigos' y, en su lugar, busca argumentaciones más elaboradas para ver si los candidatos cuentan con una de las habilidades más preciadas: la curiosidad. De esta manera, si la persona que busca empleo ni siquiera es capaz de explicar los motivos por los que está leyendo un libro, demostrará falta de inquietudes.
Es una técnica que utilizan los expertos en energía nuclear para llegar a la raíz real a un problema
"Es una técnica que utilizan los expertos en energía nuclear para llegar a la raíz real a un problema", detalla en declaraciones a 'CNBC' Ryan, que antes de incurrir en el mundo de la empresa sirvió en un reactor nuclear naval de la Marina estadounidense. "Si preguntas tres porqués, cualquiera que sea la pregunta que hagas, descubres si realmente la persona que está enfrente tiene curiosidad", insiste.
Su método es una adaptación de la teoría desarrollada originalmente por el empresario japonés Sakichi Toyoda, utilizada más tarde por la compañía automovilística Toyota para cambiar su proceso de manufactura hacia un modelo más eficiente. Se basa en que no todos los problemas tienen una sola causa o raíz y que es necesario explorar hasta la última razón que lo explica.
Se entiende mejor con un clásico ejemplo, suponiendo la situación de que un vehículo no arranca:
¿Por qué? La batería no funciona.¿Por qué? El alternador no funciona.¿Por qué? La correa del alternador se ha roto.¿Por qué? La correa del alternador duró mucho más de lo recomendado según su vida útil y no se sustituyó.¿Por qué? El vehículo no cumple con el programa de mantenimiento.
Aplicado a una entrevista de trabajo,
el procedimiento podría ser reducido a tres preguntas:
¿Por qué quieres dejar tu actual empleo? Porque no me siento a gusto en mi puesto de trabajo.¿Por qué? Porque han entrado nuevas personas en el equipo y no me siento a gusto con mi nuevo rol.¿Por qué? Porque ellos entraron después de mí, pero se les ha dado más responsabilidad.
Recuperar la curiosidad de un niño
Siguiendo este camino, jefes como Ryan pueden explorar qué hay detrás de cada pregunta e indagar en los atributos del trabajador que escapan a la superficialidad de una respuesta sencilla, en muchas ocasiones ensayada. De ahí que recomiende a quienes quieran estar en su equipo salirse de lo establecido y mostrar curiosidad, incluso ser ellos quienes formulen las preguntas.
Hacer preguntas relevantes sobre el trabajo
y el sector al que pertenece la compañía demuestran que el candidato está interesado en el puesto y ya ha pensado en unirse a la empresa. Además, preguntar es necesario para saber qué condiciones ofrece. “Encuentro muchas veces que las personas con menos experiencia en las entrevistas no hacen preguntas”, analiza Pamela Lipp-Hendricks, una ejecutiva con más de 20 años de experiencia en servicios financieros. “Ve a Internet. Hay muchos artículos interesantes sobre preguntas que puedes hacer. Y aunque no creo que tengas que usar esas preguntas, podrían estimular algunas ideas".
“Tenemos que recuperar esa curiosidad cuando éramos niños”, alienta Ryan.
“No puedes tener potencial a menos que tengas curiosidad, y por eso espero que me la demuestres”.
No obstante, considera que la sociedad y el sistema educativo han terminado censurando esta cualidad en la mayoría de personas bajo el yugo de las mal llamadas "preguntas estúpidas". "Yo sólo hablaré durante 15 o 20 minutos y esperaré que seas tú el que se salga del rebaño".
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